miércoles, 26 de marzo de 2014

"Incrustaciones o el Paladar de la Reina"


Si por esas casualidades del destino, perdemos el programa al entrar a la sala y nos dicen burlonamente que la obra es francesa y que está en el Belisario por una gira que hace su director por Sudamérica, al escuchar su melodía introductoria, lo creemos. Claro, después escuchamos a los protagonistas hablar en castellano y comenzamos a dudar. Pero eso tiene la directora Nela Fortunato, nos va hipnotizando con musiquitas, pausas, silencios, gestos y fotografías estéticas, hasta hacernos perder en tiempo y forma. Y las vidas de Patrick y Raymonde nos conquistan. Al principio, suponemos que el amor reinará la escena, cuestión que con el progreso de la obra, no estaremos tan seguros. O sí.

Bajo la fisonomía del arte Lecoq, ese de máscaras venecianas se que cuelgan con estilo en cualquier pared de culto y bajo aristas del teatro físico, la obra nos lleva de la mano por los caminos inevitables del corazón. Ese que marca un encantamiento, un enamoramiento y una desilusión. En el orden que queramos y con la tutela de la madre de nuestro héroe apagado. Ella, la madre o la suegra, según el árbol genealógico que analicemos, es quien le pone termómetro a todo. La historia es sobre un hombre y una mujer que se enamoran, con el visto bueno o malo de la madre de él, o sea la suegra. Pero es todo tan artístico, que decirlo así, hace que esta crítica no esté a la altura de las circunstancias, o sea, de los visto.

Con una exquisita música de Juan Sevlever y las actuaciones precisas y contundentes de Yanina Olocco y Cristian Cabrera, “Incrustaciones o El Paladar de la Reina”, se convierte en una perlita de lujo del actual teatro porteño. Como esas cajitas chinas que no dan ganas ni de tocarlas para no romperlas, solo de admirarlas y angustiarse por no ser los dueños. Muy recomendable si por una hora uno quiere volar por los recovecos del sentimiento parisino y de los claroscuros que el amor tiene preparado para cada uno de nosotros.

Con la impecable dramaturgia de Chantal Thomas, es Nela Fortunato quien le imprime talento y calidad cinematográfica a cada segundo de la obra. Una historia chiquita, pintada con acuarelas de refinado brillo.

Todos los domingos a las 20hs., en el teatro Belisario Club de Cultura, Av. Corrientes 1624., C.A.B.A. – Argentina. Entrada general 80$ (Descuentos para jubilados y estudiantes $60). Reservas: 4373-3465 y/o mail: paladaresincrustados@gmail.com


Por Axel Serrano
@estaenbaires

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